¿Por qué somos bibliotecarios/as y documentalistas? ¿Por qué ByD?
La mejor metáfora para describir una biblioteca es esta de carácter inmortal: «Organismo vivo en constante evolución». Esta definición de apariencia abstracta deviene, como muñecas rusas, una estructura de soporte concreto: un muro que sostiene, de forma ordenada, un material preparado especialmente para albergar millones de letras y que, a su vez, contienen un significado concreto o abstracto que rezuman: conocimiento artístico, científico, filosófico y cultural (político y social). Por otro lado, y estirando las muñecas rusas como metáfora eminentemente humana, la biblioteca es NADA sin las personas que la interpretan y la consumen, independientemente del uso que se le dé. Dicho esto, ser bibliotecario, bibliotecaria, documentalista, va mucho más allá que ser un profesional de una disciplina concreta que ejerce un oficio, es sentirse partícipe de esa inmortalidad y que asiste como testigo a esa constante evolución del pensamiento y de las personas. Sin ese concepto ético que protege el origen y devenir del pensamiento y protege a las personas como potenciales beneficiarios de ese pensamiento, probablemente no haríamos lo que hacemos, sino otra cosa.
El mundo cambia a una velocidad de vértigo. Para los que nos dedicamos a esto, es todo un reto apasionante «saber» leer y cribar el torrente de información que nos ofrece y demanda la sociedad en la que vivimos, esa sociedad líquida a la que se refería el sociólogo Zygmunt Bauman, donde «lo efímero y la incertidumbre» es una tendencia que deja mucha indefensión por el camino. «Saber» también que Internet llegó en nuestra era para quedarse, y que ello ha propiciado un avance cualitativo pero también peligroso que redefine las relaciones sociales, las relaciones de poder, el concepto de libertad. «Saber», en definitiva, dónde estamos y con qué nos enfrentamos, ser conscientes que las personas también somos una acumulación de datos que, como documentalistas que somos, tendremos que analizar para optimizar el acceso a la información y que siguiendo el mismo procedimiento y con otros propósitos, el poder empaquetará y reempaquetará para venderla y controlarla, para vendernos y controlarnos. El Big Brother se torna Big Data, afirma el filósofo coreano Byung-Chul Han en su libroPsicopolítica. «Saber», citando al filósofo Richard Tarnas que, «la crisis del hombre moderno es esencialmente una crisis masculina y creo que la resolución ya empieza a advertirse con… el auge del feminismo… la apertura de los valores femeninos por parte de hombres y mujeres… el auge de los estudios y perspectivas sensibles al género en prácticamente todas las disciplinas intelectuales… la conciencia ecológica… en la solidaridad creciente con el conjunto de la comunidad humana…». En última instancia, «comprender y registrar», desde la humildad, cómo se mueve el mundo que habitamos hoy para poder comprender y asumir los retos del mañana.
¿Por qué ByD?
Por ese sentimiento esgrimido en párrafos anteriores. Por sentirnos comprometidos/as con una ética colectiva que está por encima de la moral política e individual. Porque queremos vigilar ese recién inaugurado marco jurídico, la Ley de la lectura y de las bibliotecas de Canarias. Porque queremos pensar que el texto de esta ley ha sido escrito para proteger nuestro colectivo que debe estar preparado, no solo para atender con calidad las demandas de la gente, sino que debe ofrecer dignidad y soluciones a las personas que más lo necesitan. Porque, como asociación, debemos ser uno de los faros culturales del archipiélago, entender que, en este tema, estamos todos y todas a UNA. Y, por último, nuestro propósito: seguir evolucionando como lo hacen los árboles, con raíces fuertes para poder crecer con muchas y diferentes ramas.
¡Bienvenidos/as!